Nutrición en Otras Patologías

Nutrición en Otras Patologías

Prevención y tratamiento de la osteoporosis 

La osteoporosis es una enfermedad que debilita los huesos, aumentando el riesgo de fracturas. La nutrición juega un papel clave en su prevención y tratamiento. 

El calcio y la vitamina D son esenciales para la salud ósea. Se recomienda el consumo de lácteos, pescados con espinas (como sardinas), frutos secos y vegetales de hoja verde. La exposición moderada al sol es fundamental para activar la vitamina D, pero en algunos casos puede ser necesario un suplemento. 

También es importante asegurar una ingesta adecuada de proteínas, magnesio y fósforo, y evitar el consumo excesivo de sodio y cafeína, que pueden favorecer la pérdida de calcio. 

Además, el ejercicio de impacto y de fuerza ayuda a fortalecer los huesos. Una alimentación equilibrada junto con actividad física puede mejorar la densidad ósea y reducir el riesgo de fracturas. 

Apoyo nutricional en el cáncer 

La nutrición en pacientes con cáncer busca mantener un estado nutricional óptimo, minimizar los efectos secundarios de los tratamientos y mejorar la calidad de vida. 

Cada caso es único, pero en general, se recomienda una alimentación variada y rica en proteínas, antioxidantes y grasas saludables para apoyar el sistema inmunológico y prevenir la pérdida de masa muscular. 

El manejo de síntomas como náuseas, pérdida de apetito o alteraciones en el gusto se realiza con estrategias personalizadas, asegurando una ingesta adecuada de nutrientes sin generar malestar. 

Un enfoque individualizado permite adaptar la alimentación a cada fase del tratamiento y mejorar el bienestar del paciente. 

Alergias e intolerancias alimentarias 

Las alergias e intolerancias alimentarias afectan la forma en que el cuerpo procesa ciertos alimentos, pero sus mecanismos y gravedad son distintos. 

  • • Las alergias alimentarias son respuestas del sistema inmunológico a proteínas específicas de un alimento. Incluso pequeñas cantidades pueden desencadenar síntomas graves, desde urticaria y problemas digestivos hasta anafilaxia, una reacción potencialmente mortal. 
  • • Las intolerancias alimentarias, en cambio, no implican una respuesta inmune, sino una dificultad del organismo para digerir o metabolizar ciertos componentes, provocando síntomas digestivos como hinchazón, gases y diarrea, pero sin riesgo de reacciones severas. 

Principales alergias alimentarias 

Los alérgenos más comunes incluyen: 

  • • Leche de vaca 
  • • Huevo 
  • • Frutos secos y cacahuetes 
  • • Pescado y marisco 
  • • Soja 
  • • Trigo y otros cereales con gluten 
  • • Sésamo, mostaza y otras semillas 

El tratamiento consiste en la eliminación estricta del alimento desencadenante, evitando la contaminación cruzada y asegurando una dieta equilibrada con alternativas seguras. 

Principales intolerancias alimentarias 

Las intolerancias más frecuentes incluyen: 

  • Intolerancia a la lactosa: causada por un déficit de lactasa, dificultando la digestión de la leche y derivados. Puede tolerarse en pequeñas cantidades o mediante productos sin lactosa. 
  • Intolerancia al gluten (no celíaca): provoca molestias digestivas sin daño intestinal, y su manejo varía según la tolerancia individual. 
  • Intolerancia a la fructosa: afecta la absorción de este azúcar presente en frutas, miel y algunos alimentos procesados. • Intolerancia a los FODMAPs: ciertos carbohidratos fermentables pueden generar síntomas en personas con síndrome de intestino irritable. 

Pautas nutricionales clave 

  • • En alergias, es esencial evitar totalmente el alérgeno y aprender a leer etiquetas para prevenir exposiciones accidentales. 
  • • En intolerancias, se busca identificar el umbral de tolerancia sin eliminar innecesariamente alimentos, para mantener una dieta variada. 

El manejo nutricional adecuado permite que las personas con alergias e intolerancias mantengan una alimentación equilibrada y segura, minimizando síntomas sin comprometer la calidad de vida. 

Anemia 

La anemia es una condición caracterizada por una reducción en la cantidad de glóbulos rojos o hemoglobina en la sangre, lo que puede afectar el transporte de oxígeno a los tejidos. Puede ser causada por deficiencia de hierro, vitamina B12 o ácido fólico, además de enfermedades crónicas o problemas de absorción intestinal. 

La anemia ferropénica, la más frecuente, se debe a un déficit de hierro, ya sea por una ingesta insuficiente, pérdidas sanguíneas (menstruaciones abundantes, úlceras) o mala absorción. Su tratamiento nutricional implica aumentar el consumo de alimentos ricos en hierro como carnes magras, pescado, huevos, legumbres y vegetales de hoja verde. Para mejorar la absorción, se recomienda combinarlos con fuentes de vitamina C (cítricos, pimientos, fresas) y evitar inhibidores como el té, café o calcio en la misma comida. 

La anemia megaloblástica, causada por deficiencia de vitamina B12 o ácido fólico, suele estar relacionada con dietas vegetarianas estrictas, enfermedades digestivas como la celiaquía o gastritis atrófica, o el uso prolongado de ciertos medicamentos. Se recomienda aumentar el consumo de alimentos ricos en estas vitaminas, como carnes, pescados, huevos y lácteos en el caso de la B12, y vegetales de hoja verde, legumbres y frutos secos para el ácido fólico. En algunos casos, puede ser necesario el uso de suplementos o inyecciones de B12. 

Un enfoque nutricional adecuado no solo contribuye a corregir la anemia, sino también a prevenir su recurrencia, asegurando un aporte equilibrado de todos los nutrientes esenciales.
imagen Nutrición en Otras Patologías
contactar por whastapp