Dependerá de la patología. En muchas condiciones, como colesterol alto o hígado graso, la alimentación juega un papel clave y puede reducir o incluso evitar la necesidad de medicación. En otras, como la diabetes tipo 1 o el hipotiroidismo, la dieta es un complemento esencial al tratamiento médico.
No. El colesterol en la dieta tiene menos impacto en la sangre de lo que se pensaba antes. Lo importante es mejorar la calidad de las grasas, priorizando las insaturadas (aguacate, AOVE, frutos secos) y reduciendo las saturadas y trans de procesados, así como limitar el consumo de azúcares y ultraprocesados.
La fruta no está prohibida, pero es clave controlar las porciones y tener en cuenta el r índice glucémico. También es importante combinar los carbohidratos con proteínas y grasas saludables para evitar picos de glucosa.
En general, se recomienda moderar el consumo de alimentos bociógenos (coles, brócoli, nabo) si hay déficit de yodo, pero no eliminarlos por completo. También es importante mantener una alimentación equilibrada y controlar el consumo de ultraprocesados.
La clave está en mejorar la alimentación y el estilo de vida. Se recomienda una dieta baja en azúcares añadidos, priorizar grasas saludables, aumentar la fibra y realizar ejercicio físico.
Una dieta bien planificada puede aportar todos los nutrientes, pero es fundamental prestar atención a la vitamina B12, el hierro, el omega-3 y el calcio. En algunos casos, se recomienda suplementación.
No, hay muchas otras fuentes de calcio como las almendras, el sésamo, las sardinas enlatadas con espina o los vegetales de hoja verde. También es importante asegurar la vitamina D y la actividad física.
No hay una dieta que lo evite al 100%, pero una alimentación rica en frutas, verduras, fibra y antioxidantes, junto con la reducción de carnes procesadas y ultraprocesados, puede ayudar a reducir el riesgo.